Un chimpancé moribundo abraza a su viejo amigo y se niega a dejarlo ir
Mamá parecía haber renunciado a este mundo.
A los 59 años, el chimpancé sufría una enfermedad larga y dolorosa en el zoológico Royal Burgers en los Países Bajos.

Ella no estaba tan furiosa contra la muerte de la luz, sino que la abrazaba. Era abril de 2016 y el chimpancé, que durante mucho tiempo fue un ícono en el zoológico, estaba empujando cada cucharada de comida que le ofrecían. En cambio, se acurrucó en una bola, aparentemente su propia fuente de consuelo al final de una vida larga e histórica.

Es decir, hasta que apareció otro tipo de luz. Jan van Hooff la visitó junto a la cama. El biólogo holandés conoció a Mama en 1972 y, a lo largo de las décadas, habían formado un vínculo potente.
Un video que el profesor publicó en YouTube muestra a Mama tomando un momento para reconocer a su vieja amiga. Y luego viene un chillido de alegría.



La paciente, que había hecho caso omiso de todas las súplicas de sus cuidadores, extiende sus brazos. Ella sonríe y aúlla y presiona al hombre fuertemente contra ella.

"Su reacción fue extremadamente emotiva y desgarradora", señala van Hooff en la introducción del video.
Por supuesto, los animales, desde ballenas y delfines hasta simios y pulpos, han demostrado durante mucho tiempo que hacen conexiones emocionales tan al menos tan poderosas como los humanos.
Pero había algo más en esta reunión: una especie de recordatorio entre dos amigos que no los habían visto en mucho tiempo.

Tal vez era solo la luz que mamá necesitaba ver al final de su vida. Ella murió una semana después de la visita de su amiga.
Esta es la forma en que todos debemos terminar, no con un gemido, sino con un aullido de alegría. Y recuerdos de amor.
Mira el video completo de su reunión a continuación: